martes, 16 de febrero de 2010

EPISODIO 3: EL RETORNO

Cada hotel tiene un servicio gratuito al aeropuerto de Philadelphia. Como pudimos, llegamos a la zona 4 (la zona de los buses de hotel), y allí tuvimos nuestro primer contacto con la ciudad: un frío terrible, como nunca antes había sentido. Un sensación muy extraña, porque apenas si había humedad, sólo frío. Llegó el autobús y los cuatro nos fuimos al hotel Hilton asignado.

La verdad es que el hotel era muy bonito, aún más con todo nevado. Eso sí, con todos los accesos perfectamente limpios de nieve. La temperatura dentro era muy agradable, incluso al lado de la puerta. Nos registramos, llegamos a nuestra habitación, repasé los canales de la tele (impresionantes los deportivos) y nos fuimos a dormir, apenas a las 8 de la tarde, hora local.

A las 4 de la madrugada ya estábamos en planta, preparándonos para llegar al aeropuerto con unas dos horas de antelación. Ya sabíamos que ni caso a la tarjeta de embarque, que entraríamos y buscaríamos el vuelo en la pantalla. Y así lo hicimos, tras el oportuno escáner y arco de seguridad, vimos como el vuelo estaba asignado a otra terminal, y allí no había casi nadie. Aprovechamos para comprar unos donuts, y nos dispusimos a esperar las 2 horas de rigor.

Curiosamente, la gente comenzó a hacer cola delante del mostrador, incluso antes de que llegara alguien a atenderlos. Eso nos mosqueó. En cuanto se colocaron cinco personas más en la cola, allí que me puse yo, en la más pura recreación de la EXPO'92: haciendo colas sin saber para qué.

En esas llegó Jorge Sierra (Hoops&Hype) y me explicó su particular viacrucis. Iba a coger el mismo vuelo que nosotros, sin embargo él sí tenía plaza asignada. Ahí nos dimos cuenta de que algo no iba bien. Tras esperar la cola, la señorita nos indicó que estábamos en una lista de espera y que iban a tratar de meternos en algún vuelo de los tres que había (7.30, 9.30 y 11.00). También nos enteramos que nuestro vuelo a Dallas no era el único que se había cancelado, que había muchísima gente en nuestra situación, que incluso algunos habían decidido ya dar la vuelta a sus casas.

Sólo tres personas de la lista de espera se montaron en este avión, y nos pasaron a la terminal del próximo vuelo a Dallas. Otra vez cola, y sobre las 8.30 llegamos al mostrador. Directamente le pregunté que si teníamos alguna opción real de viajar a Dallas, y la señorita me contestó que lo más probable es que saliéramos en el vuelo del domingo por la mañana, que llega por la tarde, sin apenas tiempo de nada para llegar al estadio de los Dallas Cowboys.

Ese golpe de realismo nos hizo replantearnos el viaje. Los tres (Eli, Jose y yo) decidimos volvernos para España. Mario todavía quería ver a LeBron James de cerca. No podíamos estar hasta el domingo sin maletas y luego hacer un viaje kamikaze hasta Dallas, con todo el pescado vendido. Nos fuimos a la terminal internacional y cambiamos los vuelos de vuelta por otros que salieran el viernes. Sobre las 20.55 saldría nuestro vuelo para España, pero todavía teníamos más de 10 horas para ver Philadelphia. Era el momento de aprovechar el viaje, tras comprobar que las maletas sí que habían volado a Dallas durante la mañana.
Comenzamos comiendo un perrito caliente dentro del propio aeropuerto. Realmente bueno y sabroso, pero con muchas más calorías de las aconsejadas.

Decidimos coger un taxi y que nos llevara al Downtown, a una galería comercial, pasando inexorablemente por el monumento a Rocky Balboa. Y lo cierto es que Philadelphia se merece un vuelo únicamente por conocer sus costumbres, cultura, sus tiendas, su gente...El taxista que nos llevó era africano (ghanés), y me confirmó que en USA existen tres idiomas: el inglés, el inglés-americano y el inglés-americano que hablan los afroamericanos. También me dijo, partido de la risa, que él al llegar a USA necesitaba hablar con blancos, porque no entendía a los negros.

La galería comercial era imponente: plantas y más plantas de ropa, complementos, comida, deporte, zapatillas deportivas, tiendas de todo a 1 $,...Lo cierto es que el precio era bastante barato en algunos productos como camisetas deportivas, botas de basket, comida, ropa de vestir en general, juguetes,...ahí Mario se hartó de comprar. Por apenas 45 euros, al cambio, se llevó unas botas de Kobe Bryant y una camiseta de mangas del mismo.

Tenía muchas ganas de entrar en los todo a 1 $. La tienda en la que entramos la regentaba una familia de origen indio o paquistaní. Tenían de todo, incluso medicinas, a precio de saldo. Los test de embarazo a 1'29$ y 1'50$, dependiendo de la información que necesitases. Flipante. Además había Coca-Cola de diferentes tipos y sabores, pero también ocurría eso con otras marcas.

La oferta gastronómica es también muy elevada. Nos decidimos por Taco Bell y su caja de 5$, la que anuncia Charles Barkley. Había de 2 tipos, así que una para Elisa y otra para mí. Lo mismo hicieron Mario y José. Una era especialmente picante (Volcano) y la otra caja más suave (Gordita Cheese). Aunque ponga 5$, te tienen que cobrar los impuestos, que fueron 40 centavos por caja. Excepto unos snacks con canela, que sabían rarísimo, el resto estuvo delicioso. Incluso sobró comida, dando fe de la certitud del anuncio.
No puedo terminar esta recapitulación sin hablar de la eficiencia de los trabajadores de USA. Mi formación es empresarial y eso se nota. La forma de trabajar en un Taco Bell o en una zapatería no tiene nada que ver con España. El empleado se muestra como un amigo del cliente, con mucha más confianza que aquí. Entra en cualquier conversación y es mucho más activo. En la zapatería Foot Locker el tipo atendía a cinco personas a la vez, con total naturalidad, con tiempo incluso para hacer ofrecimientos de mercancía.

Con los piés destrozados, cogimos otro taxi de vuelta (curiosamente otro taxista africano) y llegamos al aeropuerto sobre las 4 de la tarde. Dos horas de descanso en un banquito pegado a las ventanas, donde nos daba el sol, y vuelta a las terminales. Allí una espera de dos horas, montarnos en el avión y vuelta para España. Yo llegué con los piés rotos, pero de verdad. Cojeaba de forma ostensible, con pasos dignos de Chiquito de la Calzada. Demasiado tiempo con calzado no muy cómodo, y muchos kilómetros recorridos en el aeropuerto, amén de las esperas de pie.

Las maletas, como esperábamos, no estaban en España, y nos las llevarían para Sevilla. Ellas sí que llegaron a Dallas, no como nosotros.

Y así termina nuestro viaje interruptus a Dallas. Pronto subiré un vídeo con algunas chorradas. Al no tener los micros no se escucha demasiado bien. ¿Los micros? Pues en la maleta que se fue a Dallas...

Saludos y gracias por seguir este serial.

2 comentarios:

Héctor dijo...

Hola Rafaldo!!!

Vaya cabeza tengo. Llevo una semana queriendo ponerme en contacto contigo porque tenía curiosidad por saber como habría acabado vuestro viaje...Os cuento nuestra propia versión.

Cuando os quedasteis atrás por tu problemilla con el CGB ese, nosotros facturamos las maletas y fuimos alegremente al panel a ver cual era la puerta de embarque hacia Dallas. La sorpresa fue mayúscula cuando vimos en grandes letras rojas la palabra CANCELLED. Atónitos, fuimos al mostrador de US Airways, y después de media hora tecleando en el ordenador, Fred el operario nos dijo que por la nieve era imposible viajar a Dallas tanto el jueves como el viernes, desde ninguna ciudad de EE.UU.

La única opción que nos dieron era volar esa misma noche a Charlotte, hacer noche allí, volar a Memphis el viernes y de ahí a Dallas. El problema era que el vuelo a Memphis era algo así como vuestra situación: ponerte en una lista de espera y si no se llenaba el avión poder volar. Demasiado arriesgado, vamos.

Lo único que no ibamos a hacer era volver a España después de la paliza del viaje, así que decidimos cambiar los billetes de Dallas por unos a New York, dado que nos dijeron que era imposible ir a Texas hasta después del All-Star (algo que luego comprobamos que no era cierto, que se lo pregunten a Sierra). Por tanto, cambiamos el All-Star por unos preciosos días en la Gran Manzana, algo que visto lo visto no cambiaba por nada. El lunes regresamos a Philadelphia y tomamos el avión que teníamos reservado hasta Madrid, como estaba previsto.

Y esta es nuestra aventura. Como ves, también tuvimos que ver el All-Star por la tele (tampoco nos perdimos tanto, la verdad). Por cierto, mientras discutíamos con los empleados de US Airways os vimos pasar a Elisa y a ti felizmente hacia la puerta de embarque, pasando por delante del panel donde ponía "cancelado". No pudimos deciros nada, y ahí os perdimos la pista.

Así que nada, otro año será...Me alegro de haber conocido tu historia. A ver si nos visitamos los blogs con asiduidad.

Un saludo para Elisa y para ti!!

jsierra@hoopshype.com dijo...

Qué p*tadón!

Estaba buscando tu mail para preguntarte qué había pasado con vosotros y me he encontrado la historia aquí.

Os devuelven algo de dinero, al menos?