La planificación del viaje nos llevaba de casa a San Justa (Sevilla) en taxi, para luego coger el AVE hasta Atocha (Madrid) y llegar al aeropuerto de Barajas gracias al metro. De allí nos iríamos a Dallas, con una escala de unas tres horas en Philadelphia.
La verdad es que hay veces que me gusta equivocarme. Pero en cuestiones empresariales y de pálpitos (aunque no tienen nada que ver) no suelo fallar demasiado. Algo me decía que no iba a poder ser esta vez, como publiqué en este mismo blog. Es cierto, tenía un mal presentimiento con respecto al tiempo y las conexiones.
Comenzamos saliendo un poco justos, sobre las 05.30 de la madrugada del jueves. A Elisa se le hizo tarde (como casi siempre) y luego el taxi tiró por un lugar cortado desde hace meses (Cardenal Bueno Monreal), para tener que dar una vuelta y llegar con apenas 5 minutos de antelación al vagón.
Lo cierto es que iba bien cargado de ocio, gracias al Mp4, la nintendo DS (con el emulador de Mega-Drive) y el portátil. Sin embargo opté por dormir en el tren, algo no habitual en mí.
Gracias a Eli, que en eso es una crack, llegamos enseguida de Atocha hasta Barajas, con tiempo suficiente y de sobra para cualquier asunto extraño con el personal de aeropuerto, policía...La cosa comienza llegando al lugar de US Airways, para facturar. Allí un tipo con un extraño acento nos hace preguntas todavía más extrañas (algo que ya esperábamos) del tipo: ¿quién ha hecho su maleta? ¿lleva objetos peligrosos en el equipaje? Luego nos facturan las maletas (2) y nos dan un par de formularios para rellenar, con más preguntas extrañas, algunas con relación a los nazis y mi posible conexión....Así comenzó la historia.
La verdad es que hay veces que me gusta equivocarme. Pero en cuestiones empresariales y de pálpitos (aunque no tienen nada que ver) no suelo fallar demasiado. Algo me decía que no iba a poder ser esta vez, como publiqué en este mismo blog. Es cierto, tenía un mal presentimiento con respecto al tiempo y las conexiones.
Comenzamos saliendo un poco justos, sobre las 05.30 de la madrugada del jueves. A Elisa se le hizo tarde (como casi siempre) y luego el taxi tiró por un lugar cortado desde hace meses (Cardenal Bueno Monreal), para tener que dar una vuelta y llegar con apenas 5 minutos de antelación al vagón.
Lo cierto es que iba bien cargado de ocio, gracias al Mp4, la nintendo DS (con el emulador de Mega-Drive) y el portátil. Sin embargo opté por dormir en el tren, algo no habitual en mí.
Gracias a Eli, que en eso es una crack, llegamos enseguida de Atocha hasta Barajas, con tiempo suficiente y de sobra para cualquier asunto extraño con el personal de aeropuerto, policía...La cosa comienza llegando al lugar de US Airways, para facturar. Allí un tipo con un extraño acento nos hace preguntas todavía más extrañas (algo que ya esperábamos) del tipo: ¿quién ha hecho su maleta? ¿lleva objetos peligrosos en el equipaje? Luego nos facturan las maletas (2) y nos dan un par de formularios para rellenar, con más preguntas extrañas, algunas con relación a los nazis y mi posible conexión....Así comenzó la historia.
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